Otra de las ventajas que ofrece el Erasmus, es que amigos y conocidos puedan vivir contigo ésta experiencia. Por suerte vinieron a vernos inolvidables personalidades que en el momento de partir dejaron huella. Porque no siempre se van los mejores sino los que más hueco dejan.
Tuvimos que disponer la casa para un total de once personas, el entendimiento para los quehaceres del hogar, comidas y duchas fue muy fácil. Pues la gente fue muy competente y nos dejaron con ganas de que se quedaran por más tiempo.
Los llevamos por las calles de Bologna explicándoles lo más variopinto de la cuidad y su historia.
Decidimos irnos de viaje a Venecia, preparamos varias tortillas de patatas de la mano de un cheff bastante suculento, Liberto.
Nos levantamos todos tras una noche donde los efluvios del alcohol hicieron mella en nuestro sueño, pero aun así, nos levantamos.
Llegamos a la estación y nos dicen que los trenes están de huelga, por tanto no pudimos irnos a Venecia.
Tras el madrugón y la comida preparada no queríamos quedarnos en Bologna. Así que pensamos en ir a la estación de autobús y ver a qué destino podíamos dirigirnos.
El destino más propicio en cuanto a tiempo de viaje fue Ferrara, una ciudad desconocida para nosotros.
Tardamos en autobús algo menos de dos horas y llegamos a la cuidad. Lo curioso fue que demás amigos que intentaban ir a Florencia no pudieron por los mismos motivos que los nuestros, así que decidieron venir a Ferrara con nosotros.
Ferrara es una cuidada situada en el Po de Volano, con una estructura urbanística que data del siglo XIV. En 1995 fue reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad, pues
Biagio Rossetti la convirtió en la primera ciudad moderna de Europa.
Ferrara cuenta con numerosos edificios civiles como el Castillo de los Este, dotado de cuatro torres defensivas y rodeadas por un foso de agua.
El palacio de los diamantes, que actualmente alberga la Pinacoteca Nacional y su colección de pinturas de la escuela de Ferrara.
La
catedral de San Giorgio fue donde nos dispusimos a tomar bocado ante la mirada atónita de los transeúntes. Una catedral donde la parte inferior de la fachada principal como los laterales es de estilo románico. Siendo su interior restaurado en 1712 en estilo barroco.
Por tanto la visita a Ferrara me dejo un buen sabor de boca y un sitio bastante peculiar que visitar. Hasta la próxima.
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