domingo, 14 de febrero de 2010

AHORA SÍ, VENECIA


Tras el periplo por ir a Venecia, ya si todo estaba previsto para ir a recorrer el casco antiguo más antiguo del mundo.
Nos dirigíamos en tren toda la tropa y llegando tarde como ya es costumbre en nosotros.
Pagamos los billetes de ida y vuelta, 14 euros. Y el tren tarda algo menos de dos horas.
Con motivo de nuestras prisas y que el tren no partiera sin nosotros, no validamos los billetes. Algo que se hace porque al comprar el billete, tiene una validez de un mes. Por tanto en el momento de subirte al tren, debes validarlo en una maquina, la misma por la que te salen cuando los compras. Eso sirve para cuando el revisor del tren pide los billetes han de estar validados.
Nosotros como medida de defensa para que no nos pidiera los billetes, decidimos hacernos los dormidos. Pero nos equivocamos, primeramente nos exigía el pago de 40 leuros. Así que recurrimos al plan B. hacer ver que no teníamos ni idea de italiano y que éramos turistas que íbamos a pasar un día en Venecia. Esto nos salió mejor y solo nos dijo que debíamos pagar 5 leuros entre todos. Pagamos y entramos por medio del mar a Venecia, una imagen y sensación colosal.
El inmenso acervo cultural de Venecia, resumen de su historia milenaria, fue reconocido por la UNESCO con la distinción de Patrimonio de la Humanidad en el año 1987 para el casco histórico de la ciudad y la laguna. Está compuesta por 120 pequeñas islas que se extienden en una laguna homónima pantanosa en el mar Adriático.
El recorrido de sus calles es muy peculiar, como lo es poder transitar por sus calles sin humo de coches y el jolgorio de sus rugidos.
Lo más atractivo es la única plaza que tiene. La plaza de San Marcos, fue la ubicación de todo lo importante de la República de Venecia, y ha sido la base del arzobispado desde el siglo XIX. Fue el foco de muchos festivales y es un lugar sumamente popular en Italia incluso hoy en día. La Plaza está compuesta por la Basílica, el Palacio Ducal y el Campanario de la Basílica, que se erige a un lado de él. También desde la plaza puedes acceder como a un pequeño puerto donde son interminables los aparcamientos para gondoleros, desde ahí y bajo el sol y con la mejor compañía posible, divisamos las multitudes de islas que la componen. Y nos adentramos en un paraje con nuestra presencia, muy peculiar y preciosa.

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