Tras el aterrizaje, el siguiente paso era buscar un sitio donde por ende iba a pasar la mayor parte de mi estancia, pero era ya tarde y solo podía acceder a un hotel, más aun cuando el temor de sentirte desubicado infunde una extraña sensación en ti.
Accedí a pasar la primera noche en un hotel, y ya por la mañana junta mis amigos de peregrinaciones, iniciar la ardua tarea de ver pisos, hablar con el casero en italiano y demás menesteres propios de la experiencia.
Los peregrinos errantes como yo, Menchu que había conocido a través de internet y conocido in situ mientras facturaba mis maletas, y Teresa que había conocido nada más aterrizar el avión, nos proponíamos a comenzar la andadura.
La andadura nos costó cuatro días y encontramos de todo, he de señalar que aquí la gente intenta alquilar cualquier cosa, es un gran negocio para ellos, con un idiolecto bastante macarrónico y asendereado. Pero nosotros sabíamos que aun había sol en las bardas y con nuestro sentimiento de bienquerencia estábamos dispuestos a superar la situación, para nada cómica y para nada segura.
La tercera noche la pase junto a Alberto, un chaval de Madrid que me ofreció también alojamiento e indicaciones sobre más pisos, y una hospitalidad apabullante.
Mientras tanto, la mañana y tarde, era exclusiva para realizar papeleos en la facultad, una burocracia bastante más que pasota que la española y ya es decir… al mismo tiempo que te tienes que preocupar de buscar piso de allí para acá.
Los caciques de las casas, casi todos, piden lo impensable y no piensan lo que dicen y ofrecen, muy atrevidos en la logomaquia y en el euro.
Ya cansados de ir y venir y no llegar a ningún lado, encontramos la última posibilidad del día, y de la semana, pues en los fines de semana la gente no muestra pisos y tendríamos que ir a la buena aventura.
Llamamos por teléfono y quedamos a una hora, como de costumbre, nos recibe Pablo un chaval brasileño que nos ofreció cobijo y habitar la casa de forma inmediata, la casa está en el mismo centro de Bolonia, es muy amplia y acogedora y cerca de la fiesta y la facultad.
Le dijimos que nos la quedábamos y nos dio las llaves para hacer copias, mientras los demás iban a por birras para festejarlo y poder descansar embriagados.
fantastico saber de tus aventuras, andanzas y exitos.
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