Esta entrada va a servir para describir grosso modo los aspectos más jautos de Bolonga.
Enfundada mi clámide y mis abarcas era hora de ir descubriendo lo más variopinto de la cuidad.
La primera cosa que me resulto curiosa fue el autobús, subo con toda la naturalidad del mundo y me acerco al chofer para efectuar el correspondiente pago del viaje, ya observé ciertas duda porque él estaba metido en una cabina de metacrilato y al dirigirme a él me comento que debía de ir a una máquina expendedora de ticket que por un euro me daba el pase, al ver que la gente entraba y él no se preocupaba de comprobar si la gente hacia lo correcto en la máquina, no page y mi primer viaje fue gratis, más tarde hablando con amigos, me explicaron que se puede hacer lo que hice, pero se corre el riesgo pues de cuando en cuando pasa un regidor que pide los tickets y el iluso o ilusos que no lo tengan deben de pagar una sanción, la cual oscila entre los 30 y 40 euros, pero para mi sorpresa es que me dicen que es preferible pagar una multa por los servicios prestados, pues corre más cuenta no pagar ningún viaje y pagar la multa que al fin y al cabo es mas económico, me comentaron que como media se suele multar de una a dos veces por año, por tanto de ser cierto si es más económico, así que todos mis viajes en autobús los realizo de forma clandestina y asumiendo el riesgo, algo que me hace sentirme mas apoteósico por quebrantar una regla.
La cuidad es sí es muy antigua, y algo descuidada, no me refiero a limpieza, pues desde temprano empiezan a limpiarla y se aprecian bastantes camiones de basura y mangueras que limpian diariamente las aceras y la calzadas, me refiero a las fachadas de comercios y casas.
En cualquier esquina existe un grafiti, y encima bastantes feos, generalmente son nombres o expresiones desacordes al régimen político general de Italia, algo que de no estar , sin duda darían otro toque a la cuidad, pero es que viendo los viajes náuticos de investigación se da el Tito Berlusconi, más le valdría destinar el dinero a una faena más necesaria como rejuvenecer la cuidad así como su conservar las grandes fachadas y los soportales que abundan en todas las calles, aunque sé que es algo ciertamente bastante arcano e insoslayable.
Tras esta narración infausta, no podía dejar pasar el trafico, es horrible a la vez que detestable, los pasos de peatones están por estar y no los respetan, lo cual me hace crear una visión de los conductores bastantes estresantes, es como si anduviesen con bastante prisa.
Lo bueno que tiene es que la gente va en bicicleta, utiliza la bicicleta, nunca he podido observar tantísimas bicicletas enganchadas por candados, en cualquier parte de la cuidad donde no las puedan substraer, existe una bicicleta amarrada. Por ahora esto es lo más peyorativo de la cuidad, en la siguiente entrada hablaré, por supuesto, de lo más significativo y lo que más me impresionó, que no es poco.